OLEKA YOGA

Silencio. No se necesita mucho más para la práctica del yoga. Silencio para meditar, para escucharse a uno mismo, para conocerse mejor. Un techo que nos cobije, unos muros que nos protejan, un suelo para estar en contacto con la tierra y silencio, mucho silencio.

Nuestra propuesta es callada, casi invisible. Construimos lo mínimo, generamos una atmósfera tranquila gracias a una iluminación tenue, a la utilización de materiales crudos y colores cálidos.

Desnudamos la construcción del edificio centenario donde se encuentra el local, dejamos a la vista sus cicatrices, las marcas del paso del tiempo. Guardamos silencio convirtiéndolo en protagonista absoluto de nuestro proyecto.